Giovanni Riva
A unos días del fallecimiento de Giovanni Riva, recordamos entrañablemente a este hombre que sin duda fue padre en la Fe, maestro en la Caridad, amigo en la Esperanza, pero sirvan estas líneas para recordar hoy, también, al gran poeta. Alguna vez escuché decir al propio Giovanni que, en la actualidad, en muchas partes, se tiene por incuestionable la ecuación Italia = Vaticano = Catolicismo, de donde italiano = católico es un prejuicio que molesta ser desmentido; el propio Fellini acomete la cuestión en su película 8 1/2. Lo cierto es que el lado religioso se encuentra presente en la cultura italiana, como una tradición que solicita revisión continúa. De ello da cuenta el primer poema de E chiamarmi Giovanni, “Il giorno in cui”:
Il giorno in cui decisi di tornare
non ricordavo più il perchè della partenza
tanto era il tempo transcorso.
Pensai allora di essere un altro,
che i miei capelli si fossero imbiancati.
Credevo di non essere più in Te.
Guardavo nello specchio, ogni istante,
per vedermi in viso.
La mia anima è viola
per il troppo pianto e le Tue braccia
aperte
credono al mio ritorno.
Como podemos apreciar, la poesía revive el relato del Hijo pródigo: con la pasión y la herencia agotadas “non ricordavo più el perché della partenza”, dice la voz poética. La poesía nos remite al momento, a las cavilaciones de aquel hombre que dejándolo todo, se fue a perseguir un sueño, ahora ya difuso en el tiempo, ya sin color, a la pérdida de la identidad: “pensai allora di essere un altro”. [Viene a la memoria el Día tres. AL ESPEJO de la bitácora de Sinbad el varado: “soplan ráfagas de nombres. /Mas si gritan el mío responden muchos otros que yo no conocía”].
El hombre que buscaba su identidad y su realización en los propios sueños se despierta irreconocible para él mismo: ¿La aventura del hombre del siglo XX abandonado de sentido? Sí, tal vez. Pero volvamos a la tradición. ¿Es acaso el joven Hamlet quién continúa asomándose en el disfraz de hijo pródigo? Es muy posible. Sin embargo, importa notar que hay una cuestión inquietante en el poema, un Tú, que no es aquella voz de diálogo, donde nos podemos perder en cavilaciones.
El hombre que buscaba su identidad y su realización en los propios sueños se despierta irreconocible para él mismo: ¿La aventura del hombre del siglo XX abandonado de sentido? Sí, tal vez. Pero volvamos a la tradición. ¿Es acaso el joven Hamlet quién continúa asomándose en el disfraz de hijo pródigo? Es muy posible. Sin embargo, importa notar que hay una cuestión inquietante en el poema, un Tú, que no es aquella voz de diálogo, donde nos podemos perder en cavilaciones.
Continuará...
via poche righe
grazie
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