martedì 28 agosto 2012

E chiamarmi Giovanni


Existe un mundo – real, esencial − que no depende de mí, y existo yo, que tampoco dependo de mí, dentro del mundo, pero no soy como el mundo: Nella brezza / leggera, dal finestrino aperto, /mi nascono sogni ed immagini / dentro.”. Ni siquiera soy como la hierba, que permanece inmutable, que no prega; es más, como podemos ver en los verso anteriores, todo eso existe dentro de mí. Pero he aquí el drama del hombre: ¿quién puso todas estas cosas dentro de mí?; ¿por qué y para qué estoy yo en el mundo?; ¿quién puso el mundo y quien me puso a mí dentro de él? Es por esto que el poeta dice “E chiamarmi Giovanni è molto strano”, pero yo fácilmente puedo decir: y llamarme Víctor es muy extraño, y cada uno puede decir su nombre (como de hecho lo hace Borges en su poema Yo, en donde hablando de un sinfín de cosas dice: “Soy esas cosas”, y es muy raro, pero “más raro es ser el hombre que entrelaza palabras en un cuarto de su casa”). Y es que mi nombre es la expresión de mi ser, de mi existir. Sin embargo ser, existir, es muy extraño, porque soy, pero no soy el Ser, es decir, puedo dejar de ser, ya que yo no me di el ser. De hecho, como veíamos en las dos poesías anteriores, el hombre ni siquiera es un ser consumado, es un ser herido, divido, que necesita de quien lo recoja y lo perdone, necesita que Alguien le de su realización total, su unidad total, ya no amenazada por la contingencia, cuyo rostro más claro es el de la muerte. Que el hombre es necesidad, es algo que ni siquiera merece justificarse, porque lo constatamos a cada ínstate: necesitamos alimento, seguridad, diversión, reposo, cariño… y lo peor es que nunca dejamos de necesitar, somos como un recipiente sin fondo, que no se llena con nada. En otras palabras, hay una apertura al infinito; por eso en cada cosa alcanzada, como dice Montale, en S’è rifatta la calma, parece estar escrito più in là, más allá. Se trata de un vínculo con el misterio del infinito, vinculo que me indica mi destino y mi origen. Pero, ¿quién es ese Infinito? ¿Quién es este Alguien que puede colmar mi existencia? ¿Quién es este Ser infinito que fundamenta toda la realidad, incluido yo? Antes de ver la respuesta de Riva, aunque realmente ya se ha venido insinuando a lo largo de los poemas leídos, importa también señalar que el poemario es una obra de juventud; en el derrotero del autor, podremos encontrar cierta evolución, por ejemplo en el sitio que ocupa la voz poética, de la experiencia personal, a la posición didáctica que irá acompañada de un intencionado anti-esteticismo que ya está en germen en este poemario, por ejemplo en Non ci si è ben capiti, que en su forma dialogada se antoja pesado a veces, cito un ejemplo: “il senso esauriente del vivere”; en lo personal me parece un verso licencioso. ¿Acaso el autor no pudo encontrar uno mejor? Sí, pudo, pero hubiera hecho una conversación entre poetas, no de uno que se pregunta, de uno que busca, que el lenguaje no le da para explicar su angustia. Sí, es poco artístico, o digamos es poco estético, y lo es por la misma razón de que no busca agradar. Pero a propósito de Non ci si è ben capiti, una de las necesidad más grandes que tiene el hombre, por no decir la más, es la necesidad de amistad con los otros hombres. En el descubrimiento, a partir de mis necesidades, del misterio del origen y del destino, soy también conducido hacia el sentido de la sociabilidad. La necesidad de realizarme me une a los demás hombres. Es un reconocerse juntos que no es ficticio, que no es abstracto, que no está basado en datos sociológicos, etnológicos o históricos; es un reconocerse juntos que acontece con anterioridad ya que está fundado en el origen y en el destino común, en lo humano que está en todos:

NON CI SI È BEN CAPITI
La torre s’arrampica sulle nuvole e si lega
alla terra e ai sassi, io penso
alla tua età, io penso a te.

Io mi chiedo – dicevi – a che serve
imparare un lavoro, se poi non ci date
qualcosa
su cui appoggiare – piantare
radici profonde – il lavoro ed il senso
esauriente
del vivere ed anche del tempo
che resta o trascorre.

Se due canne, sulla sponda
imparruccata, si curvano
fino a toccarsi, io penso che è già troppo tardi
per dirti che fare amicizia è un problema.
Come è difficile – dici – com’è veramente
difficile; non si può dire o pensare
o vedere più in là la durezza della nostra
sfortuna di vivere accanto nel fango.

Ebbene – io dico –, forse
non ci si è ben capiti sul senso di questo alfabeto
ritmato di accenti grossolani e di avviliti
mormorii. L’amicizia è il senso
– significato profondo –
della vita e del pianto e dell’esser soli. Incontrarsi
e andarsene a casa, una sola è la casa. È profezia l’amicizia,
significato dell’ origine comune
di noi viventi.

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