sabato 8 febbraio 2014
Pastor Sabillón: entrevistas
Entrevista con el escultor hondureño Pastor Sabillón
Por Miriam García
SAN SALVADOR - El arte es fundamental en la sociedad por varios motivos. Y uno de los más grandes es el de la denuncia. Pastor Sabillón, escultor hondureño, combina el acto catártico del arte junto al compromiso de denunciar y trabajar por una mejor sociedad. Su vida está fuertemente marcada por su decisión a dedicarse a las artes plásticas, y especialmente, a la cerámica, el camino que perfila su obra.
Sabillón ha obtenido numerosos reconocimientos y es ampliamente reconocido en países como Italia, España y Francia. Visitó El Salvador de parte del Centro Cultural “One Way” (El único camino), que también tiene presencia en Honduras con el fin de impartir la conferencia “La identidad que educa mi arte”. Esto como parte del ciclo de conferencias llamado “Vidas Dedicadas”.
Como él mismo expresa en la entrevista concedida a ContraCultura, su ponencia no se basaría sólo en los aspectos técnicos de su trabajo, sino en el camino que lo llevó hasta donde está ahora. Además de ser artista, es profesor de Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en Tegucigalpa, Honduras.
Cuénteme acerca del Centro Cultural “One Way” que ha organizado su conferencia.
One Way es espacio que permite dar un juicio a la realidad, un juicio que sea el resultado de un diálogo entre los ponentes y el público. Y es que cultura es el interesarse por todos los acontecimientos y por toda la realidad, no hacerlo sería como desinteresarse del mismo hombre.
De este centro cultural, One Way, ¿hay sede en Honduras?
Sí, el centro cultural también nació en Honduras, allá también invitamos a personas que se empeñen desde su trabajo en cambiar la realidad y dar un juicio frente a lo que sucede. Que compartan con los demás su trayectoria, su vida, su obra, su trabajo.
Con respecto a la conferencia que impartirá en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, ¿Que temática es la que va a tratar?
Mi especialidad es la cerámica y doy clases en la escuela de Bellas Artes, pues será de lo que yo hago, del arte de la cerámica.
Hábleme un poco de su trayectoria, ¿Cuándo comienza usted con la cerámica?
Puesyo llego a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1965, pero llego a trabajar. Llegué de conserje.
En mi escuela primaria ya tenía esa chispita del arte. Entonces, cuando yo estaba en la Escuela Primaria, el primer profesor que yo tuve era una persona que todo lo que decía lo explicaba con dibujos en la pizarra, a mí me encantó.
Bueno, para decirle que todas las clases, que en aquel tiempo las daba un sólo profesor, mi promedio fue cien por ciento, porque yo pasaba encantado. La motivación de él a través del dibujo me despertó un poco la chispita del arte.
¿En qué momento es que entró a la Escuela de Bellas Artes?
Yo entré a la Escuela de Bellas Artes a trabajar como conserje. Era una oportunidad de trabajar y es como cuando uno tira un pato al agua, yo me sentí muy bien ahí, me fascinaba todo, estudiaba en la noche.
Ya después de tres años de estar trabajando allí yo me fui a estudiar. Hablé con el director, que yo quería estudiar.
¿Y usted no había terminado la escuela primaria?
No la había terminado, tuve que estudiar en la noche. Mientras trabajaba estudiaba en la noche siempre con la finalidad de estudiar en la escuela. Un día hablé con el director y me dijo “Bueno, pero tienes que someterte al examen de admisión” porque se hace un examen de admisión de aptitudes y se pasa con 75 por ciento. Yo dije “No hay problema”.
Desde pequeño yo dibujaba y hacía trabajos. Mi familia tiene esas habilidades del dibujo. Pasé el examen y estudié los tres años y también había dos años más para especializarse y yo hice ese examen para la especialidad yescogí la cerámica.
¿Al principio no tenía una rama específica?
No, no tenía una definición de cuál de las ramas de las artes plásticas me gustaba. Pero entonces, me gustaba dibujo, pintura, escultura y cerámica.
¿Cuál es la diferencia entre la escultura y la escultura en cerámica?
La cerámica es en la que todo se hace con arcilla o barro y que todo está quemado; y la escultura incluye los otros materiales, arcilla, madera, metal, bronce, cobre, hierro, mármol, arcilla...
¿Es como si la cerámica fuera una parte de la escultura?
No. Son aparte. Son diferentes. No completamente diferentes, pero sí hay una línea muy delgada de separación entre las dos. Están muy relacionadas. Lo que define es el uso de la técnica y los materiales.
¿Y cuál es la técnica en cerámica?
Sólo hay cuatro técnicas: elaboración por tornos de alfarero, por moldes, por planchas y por rollos de arcilla.
Hay muchas cosas más de acabado y muchas técnicas de decoración, técnicas de quema, porque la cerámica hay que elaborarla y que se seque, quemarla, decorarla y esmaltarla. Los colores se obtienen de los óxidos colorantes o los óxidos metálicos, por ejemplo, el rojo se hace con óxido de hierro, los azules con óxido de cobalto, los verdes con óxido de cobre y así.
¿Y por qué eligió la cerámica?
Bueno, porque en la cerámica yo podía pintar, modelar, esculpir y hacer cerámica.
Es decir que podía meterse en todo.
Hago todas las cosas. Lo que también hago es pintura.
¿Qué otros materiales trabaja?
He trabajado con hierro, con resina poliéster, con mármol, yeso y arcilla, por supuesto. Porque también se puede hacer escultura con arcilla quemada. Pero cuando ya se hace figura humana es más escultórico que cerámico. Por ejemplo en la cerámica precolombina usted ve que hay vasijas con caras y todo, entonces lo que define si es cerámica y escultura es una línea muy delgada. Es la técnica que se utilizó.
Pero eso no es tan importante como la obra en sí.
¿Lo importante es lo que el escultor o artista quiere transmitir a través de su obra?
Sí. No importa la técnica que se usó, como se haya hecho, como la importancia de la obra ya terminada.
Con las obras que ya ha realizado, ¿qué es lo que usted transmite a través de ellas?
Bueno, siempre la cerámica, como todas las artes, es un medio de expresión, ¿no? Entonces, en la cerámica yo he tocado varios temas, por ejemplo, en nuestros países hay mucha pobreza, yo he retomado mucho los paisajes urbanos pero no de los ricos, sino de las partes más pobres.
Por ejemplo, en Tegucigalpa es muy montañoso y he tomado esas casitas de los arrecifes que están casi guindando en la zona. La cerámica es un arte que trasciende, algo así como los mayas que fue hace milesde años y allí están y eso es como un libro abierto de lo que ellos hacían. Pues esa es mi intención.
También he retomado mucho los paisajes marinos y los instrumentos musicales como obras.
Últimamente, siempre lo he dicho, pero ahora con más énfasis, he estado tomando el femicidio, la pérdida de valores, la pérdida de las garantías de la mujer, entonces, por ejemplo en Honduras, como en muchos lados hay muchos crímenes en contra de la mujer, entonces cuando yo los veo trato de recrear esas mujeres en mi trabajo. Lo tomo como una manera de denuncia.
¿Usted ha compartido con otros estudiantes en Honduras, a parte de los que reciben sus clases?
Sí, sí claro. Con estudiantes de Italia he dado ya estas charlas. En Honduras, en Bellas Artes. Bueno, además de mis clases a la comunidad de Tegucigalpa, que son estudiantes de artes de la universidad y personajes, escritores, profesores de las universidades pedagógicas.
¿Y aquí a El Salvador es primera vez que viene a compartir su experiencia?
Sí, eso sí pero ya he venido varias veces. Tenemos mucha relación en El Salvador por la compañía, además de familia porque el papá de mi esposa es salvadoreño. Yo veo que somos los países más hermanos, aunque una vez nos quisieron echar a pelear por una estupidez de los que nos gobernaron en ese tiempo, pero el pueblo siempre es hermano.
Aparte de El salvador, ¿a qué otros países ha ido por su trabajo?
Bueno, he ido a Panamá, Costa Rica, estudié cerámica en Japón, he asistido a un simposio de escultura en Israel, he participado en Italia, he expuesto obras en Estados Unidos.
¿Además del trabajo artístico, tiene otro trabajo?
Sí, a dar clases. Soy maestro y en la Escuela yo soy el encargado del Departamento de cerámica, y las clases de cerámica. Tengo 48 años de estar ahí. Desde 1965. Llegué de 14 años, entonces ahí trabajé como conserje, allí estudié, allí me especialicé, allí hice los viajes al exterior, y sólo ese trabajo he tenido. Ahí he estado.
¿Cuánto tiempo le lleva hacer una obra, una escultura?
Depende de lo que haga. Porque hay trabajos que para concebirlos han pasado años madurando la idea porque lo más difícil de la cerámica no es hacer, sino saber qué hacer, qué forma hacer. Porque como uno ya tiene una línea. En el arte uno siempre trata de explotar aquello que está haciendo. Es fácil desviarse, hacer otra cosa.
Yo tengo muchas ideas. Las hago mucho. Entonces parece como que se trata de artistas diferentes.
¿Es como seguir una línea?
Sí, tengo que tener mi propia línea para que sea identificado mi trabajo. No es por cuestiones de orgullo y todo, porque entonces dicen “¿bueno, y en fin a donde va a aterrizar eso?” ¿A qué se quiere dedicar, que es lo que quiere hacer, que es lo que quiere denunciar?
¿Y en ese caso, su línea cuál sería?
Bueno, ahorita con el tema de las mujeres.
¿Entonces, de cierto modo su línea ha ido cambiando?
Claro. Dentro de eso también hago otras cosas que, como le digo, son a veces complicadas. Se complica la vida. Por ejemplo, trato a veces de hacer cosas absurdas.
¿En el sentido de abstractas o absurdas en...?
Absurdas como decir que el arte tiene que halar a las personas, a la gente que lo observa. Por ejemplo, me encantan las teteras. Entonces una tetera con agujeros yo ya he hecho, y me dice la gente, “¿bueno, y una tetera con agujeros?”
Es una manera de cambiar eso, la línea, de hacer algo diferente. Porque si no, entonces estamos haciendo lo mismo, repitiendo. Se hace muy aburrido.
¿Hay algún trabajo que le haya tomado mucho tiempo o mucho esfuerzo pero que usted sienta que al final valió la pena todo?
Sí, claro. Mire el último premio que gané. Hice once figuras de mujeres que en vez de cabeza les puse una mano. Utilicé el lenguaje de señas y puse “NO FEMICIDIO”. Es el penúltimo trabajo que he hecho. Me tardé como unos cuatro meses en madurar la idea.
Es una cosa bastante integral el momento de hacer una escultura.
Sí, tiene que tener elementos de equilibrio, composición, el mensaje y del canon del cuerpo humano, por ejemplo.
¿Retomó usted más adelante la pintura y el dibujo?
No. En la misma cerámica pinto. Anteriormente estuve pintando, pero al final me metí de lleno a la cerámica. Pero no es que no pueda hacerlo, si lo puedo hacer. Lo que pasa es que ahorita en mi estudio tengo equipo y material exclusivamente para cerámica y escultura.
¿Ha pensado en hacer alguna exposición en El Salvador?
Sí. Nos entrevistamos con el doctor Ramón Rivas, quien está creando un museo. Entonces en el museo va a hacer este tipo de eventos, entonces ya conversamos y para el próximo año tal vez ya la hagamos.
Y los trabajos que voy a hacer (para el museo) todavía no los tengo, porque es a través del trabajo que me ponga a hacer, que voy creando, descartando lo que no me gusta, y dejando lo que realmente me convence. Con cada obra que hago me vuelvo más exigente conmigo. Y lo que no me gusta, lo destruyo.
¿Las obras que usted ya tiene, están en museos, posee algunas?
No, están regadas por todos lados. Están en colecciones privadas que me han comprado y hay en algunas galerías.
Y aparte de esos premios que usted me mencionaba, ¿la cerámica que otros reconocimientos le ha traído?
Bueno en Honduras ha habido como 14 Bienales de escultura y cerámica. De esos 14 me he ganado nueve. La última vez que participé fue en el 2011. Me dijeron que ya no podía participar,que podía participar pero sin someterlo a concurso.
¿Y aparte de los Bienales?
Me han dado reconocimiento en las universidades, en la misma Escuela de Bellas Artes, he participado en eventos internacionales, en conferencias, en simposios, en reuniones de intelectuales a nivel de Centroamérica.
Tengo reconocimientos como profesor de la Escuela. Bueno, varios de mis compañeros de trabajo ahorita yo les he dado clase, casi todos fueron mis alumnos. Imagínese que varios de esos alumnos míos ya se jubilaron y yo sigo ahí. Se ha dado el caso que han llegado alumnos, salieron, se graduaron, se casaron, tuvieron hijos y ahora a esos hijos yo les estoy dando clases. No espero darle clase a los nietos porque ya mucho.
¿Usted disfruta dar clases, le agrada?
Me gusta más dedicarme a hacer arte. Me gusta porque en esa forma sé que puedo ayudar a los jóvenes de mi país y de otros países. Porque también he tenido la experiencia de darle clases a gente extranjera, a muchísimos. Porque los extranjeros, usted sabe, cuando van a un país lo primero que les interesa es el arte y la cultura.
Hace como tres años estuve dándole clase a un grupo de señoras que son esposas de agregados culturales de diferentes países. Entonces ahí tenía la esposa de un señor que trabajaba en la Embajada Americana, de la Embajada de Perú, la de Venezuela, de España. Italia. Entonces, nos reuníamos en una casa y yo les daba clases de cerámica.
Tenía la oportunidad de compartir lo que cada una traía, su cultura.
Sí. He tenido experiencias en el sentido de poder darles clases a muchas personas extranjeras.
¿Usted ha participado o ha tenido la oportunidad de darles clases a personas que no tienen acceso a ese tipo de formación en el arte?
Sí, sí claro. Con los niños de las calles, en zonas marginales, incluso ayer (21 de enero) dimos aquí un pequeño taller a niños de una zona marginal, niños de la Guardería “Las Abejitas” del oratorio de Santa Cecilia de la fundación Divina Providencia.
Y esto también lo hacemos en Honduras. En esa forma nos proyectamos y ayudamos porque la idea de nuestra compañía es esa; la compañía de seres humanos. No de producción. Tratando de imitar lo que Jesucristo hizo. Difícil, ¿verdad?, pero por lo menos hay que intentarlo.
Y por ejemplo, en esta experiencia que vivió con los niños, ¿cómo fue la experiencia que vivió?
Ellos lo disfrutaron. Estaban tan alegres, riéndose y todo. Yo noté que realmente lo disfrutaron. Es que con la arcilla, con los niños se disfruta, porque yo les he dado clases también a personas adultas en talleres, y cursos nocturnos. Entonces, cuando están trabajando (en el arte) se desconectan de todo. Entonces les digo, “¿Verdad que ahorita no se acuerda de nada?” “¡Ay, ni me lo recuerde!” me dicen.
Entonces eso es una clase, una ciencia que le permite a usted relajarse totalmente. Por ejemplo con las personas que viven de estrés y cosas la habilidad de trabajar con la arcilla es muy buena.
Retomando el tema de sus exposiciones, ¿qué tipo de gente es la que llega a sus exposiciones?
Generalmente estudiantes, intelectuales, escritores, músicos, teatristas, gente del ambiente artístico y personas particulares también que por desconocimiento no entienden.
Entonces por eso son importantes las conferencias, para que la gente entienda, para que le pregunten a uno. A mí me gusta que me pregunten para poder explicar las inquietudes de cada una de las personas.
¿Qué tipo de preguntas le gusta que le hagan las personas que llegan a ver sus exposiciones? ¿Qué tipo de cosas?
Bueno, empezando con los materiales, la composición, por qué es esto así, por qué se utiliza la arcilla, porque es plástico, porque no se raja, que es lo que se puede hacer, por qué se quema, qué elementos tiene, qué esmalte qué acabado se puede hacer, con qué se puede decorar; cuáles son sus intenciones de hacer tal o cual trabajo, qué es lo que quiere decir. Todo eso.
¿Y cómo es el recibimiento de la sociedad hondureña hacia el arte?
A todo mundo le gusta. El arte a todo mundo le gusta. Pero sí, si hay un buen número de personas que vienen a las exposiciones. Ahorita por diversos factores de inseguridad no asiste la gente. Pero sí llegan.
Cuando se anuncia una exposición llegan dependiendo el lugar donde sea, porque sí hay lugares peligrosos. Honduras ahorita tiene bastantes problemas de inseguridad. Eso ha mermado a las personas que quieren visitar las exposiciones que generalmente son en la noche.
Hasta yo mismo, hay exposiciones que digo “si no hay un lugar, un parqueo para ir a dejar el carro seguro, mejor no voy”.
Con respecto a la actualidad de Honduras, ¿Usted trata de darle una solución a los problemas que están viviendo?
Solucionar no. Más bien de denuncia. Solucionarlo es bien difícil. No está en mi alcance.
Más bien trata de demostrar....
Sí, ayudar si se puede. Por supuesto que sí.
Por ejemplo con los jóvenes es como educarlos, enseñarles cuál puede ser su actitud ante el arte y la cultura de los países porque es muy importante el arte y la cultura en los países. Para mí, yo les digo a los muchachos, el arte y la cultura son el sombrero con el que saludan los pueblos.
Cuando vienen los turistas, lo primero que quieren visitar son los museos, las galerías. No se quieren ir a meter a los centros comerciales, ¿verdad? Entonces, Italia y otros países son famosos porque hubo un Miguel Ángel, hubo un Leonardo Da Vinci, y toda una serie de pintores. Quieren exponer su obra.
Yo, por ejemplo, con mis alumnos desde que los agarro en primer curso les digo “bueno, ustedes de ahora en adelante son diferentes. Ustedes van a respetar los monumentos nacionales, el cuido y el ornato de la ciudad, no van a tirar basura en cualquier lado.”
Es una formación general que uno difícilmente puede apartarlo o como educador. Porque una persona que no tiene conciencia y no sabe de arte fácilmente puede dañar una escultura y eso es un irrespeto al artista que estudió tanto, que trabajó. Además es una obra dedicada al público para que la puedan admirar.
Para finalizar, ¿qué es lo que usted les quiere dejar a sus estudiantes?
Sí. Yo les digo que lo mejor que les puedo regalar es mi experiencia como maestro. Lo que yo he trabajado, lo que yo he aprendido en otro lado, lo que por mí mismo he aprendido en la práctica de la cerámica y la escultura.
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