lunedì 15 marzo 2010

¿Qué significa para nosotros hoy la restauración en el mundo?

Les muestro como un ejemplo provocador la Venus de Milo.


Si la Venus de Milo pudíera hablar diría:
Ah, cómo eran bellos mis brazos, quiero un buen restaurador que los reconstruya como eran.
El límite de la restauración coincide por lo tanto, con el inicio de la fantasía

En el 1650 el Escultor Orfeo Borselli en su tratado “Observaciones sobre la escultura antigua” indica por primera vez la bibliografía que el aspirante a restaurador debe estudiar para poderse construir una sólida cultura. Sólo después de esta indispensable premisa Borselli describía cuidadosamente las metodologías para la restauración de las antiguas esculturas.

Se puede restaurar sólo la materia de la obra de arte como ha llegado hasta nosotros, no se debe intervenir alterando la autenticidad de la imagen.

En el 1681 Filippo Baldinucci afirmaba que restaurar significaba rehacer las partes rotas de un objeto que se teme perder a causa de su envejecimiento o de otras circunstancias .

 
En la segunda mitad del siglo XVIII el creador de la ciencia arqueológica moderna, el alemán Joseph Winckelmann, influyó con su enfoque histórico y filológico un gran restaurador italiano, Bartolomeo Cavaceppi.
La novedad producida de esta colaboración la encontramos en la afirmación de Cavaceppi:
Sería ridículo reconstruir una cabeza si se tiene a disposición sólo una nariz” .

Fundamental es también el pensamiento de Winckelmann: “En la escultura antigua la primera cosa necesaria para ejercer el sentimiento del bello es distinguir en una misma estatua la parte nueva de la antigua”
Se fundaba así el concepto moderno de restauración como acto crítico y Cavaceppi, primero entre todos, establecía las condiciones para dar autonomía a la profesión del restaurador.
Otra fase fundamental para el desarrollo moderno de la restauración se cumple a Venecia a partir siempre de la segunda mitad del siglo XVIII.
Nacía la figura del Inspector de las Públicas Pinturas, quien tenía la tarea de controlar el estado de conservación de las pinturas distribuidas por los distintos edificios históricos de propiedad pública. Nacía la organización estatal institucional de la protección y nacía con la contribución determinante de artistas y artesanos que paulatinamente habían desarrollado un pensamiento histórico-científico-metodológico, hasta transformandose en restauradores.

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